Vaga isla desierta de mutación inérsica, evita en su danza frenética el contacto aparentemente inminente. Contorsionada victima de la velocidad, su reflejo prefecto y contenido, ilustra y ornamenta el azabache pulcro del negro absoluto donde, cual último halo de libertad proyecta su alma encendida neblinosa y aromática, mas allá de los confines blancos del inmaculado firmamento, para avistar el otro mundo, ajeno, sólido y distante.
En su intima revolución, arrastra con agonía serena de profundidades oscuras, arenas disolubles de sinsabores escondidos de erradicación y costumbre, que en segundos apenas, en giros o vaivenes arrabaleros le portaran el dulzor placentero pero premonitorio de un desenlace fatídico y abrupto.
Proyectado sorpresivamente hacia el firmamento, el espejo gigante y burlón, se alza resplandeciente en imágenes arrotondadas y groseras hasta desaparecer en su fuga previsora y cobarde, inauguración espectacular del inicio del fin.
La pendiente intensa del movimiento fugaz, modifica el eje, altera el firmamento cual apocalíptica disposición de los astros, el horizonte muta y el mundo tiembla, mientras inútiles intentos de sujeción se deslizan inocuas en la ya cálida superficie cóncava y perfecta hacia una oscuridad mayor y eterna…
…esta vez, con mas frenesí que otras veces, el café escurrió quemante por su cuello, y como todas las mañanas, un dejo de … - poco azúcar? lo dejo expectante al próximo café, mañana, en el mismo bar, la misma mesa, y otra ínfima y vaga tasa de café.
A.j.F.
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