Existen hombres que respiran sueños, proyectando mundos que son cultura y sociedad. Existen quienes hacen de sus conocimientos acto común y de sus logros, refugios de quienes lo necesitan, existen personas que en su afán de brindar, transgreden fronteras, involucrando y agradeciendo opiniones; los mismos hombres que miran hacia el mar visualizando horizontes de tierra firme y ciudades de diversidad y cultura. Hombres de espaldas anchas de responsabilidades, cargas pasionales, sentires profundos, arrebatos bellos, de locuras majestuosas, honradez.
Existen seres que dibujan con el alma y comunican con sana vehemencia sus castillos de la infancia, existen quienes se irritan con la nada y proclaman a los vientos su fe en un mágico hacer. Existe también el vacío de la ausencia que se llena de magnificencia en los monumentos dorados de una época, evocativa esencia del creador que fue.
No me cabe ninguna duda que en este selecto grupo Carlos Mariani fue indefectible activista. Que sus obras y humanidad permanecerán inmaculadas y altivas como los recuerdos que con inmenso respeto y admiración acunamos a lo largo de la fugaz pero gratificante formación que a su lado recibimos. No nos quedan más que infinitas expresiones de gratitud hoy ahogadas en turbia soledad, eterno reconocimiento. Con profundo pesar y el cariño de siempre.
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